Hilas y las ninfas
Waterhouse nos avisa de los peligros de la belleza.
El joven Hilas era tan guapo que Hércules se enamoró de él (hasta lo fichó de escudero y se lo llevó con los Argonautas). Pero un día, cuando fue a por agua a un lago, se encontró a unas ninfas, que prendadas de su belleza, lo atrajeron hacia el lago y murió ahogado.
Este lienzo recoge el momento en que Hilas, seducido por las ninfas, se encuentra en la antesala de su destino. Es lo malo de la belleza: también puede matar.
Waterhouse narra la escena en un entorno natural lleno de vegetación, pero entre lo verde destacan los cuerpos desnudos de las ninfas, y sus ojos, que plasman perfectamente su poder de atracción.
En esta obra de su fase pre-rrafaelita, el artista consigue la unión perfecta entre el espíritu romántico que aún coleaba en la Inglaterra victoriana y el simbolismo que ya había infectado toda Europa. Waterhouse y su grupo de colegas de generación realizaron excelentes obras con esta fusión.
Polémica reciente por su retirada del museo para abrir un debate sobre si la obra “cosifica a la mujer”. Si es así, contemos con la retirada del 95% del arte expuesto en museos.