Rotorelieves
6 obras de arte en movimiento.
A Marcel Duchamp lo podríamos denominar como «tuerca girada». Es decir, darle una vuelta más a todo, hasta que llegue al tope, e incluso allí, seguir apretando hasta no poder más.
Su forma de reírse de todo lo que hasta ese momento era reconocido como ARTE en mayúsculas le convirtió en un kamikaze capaz de ir en contra de las normas preestablecidas acerca de lo que si podía estar expuesto o no al ojo humano y catalogarlo como pieza artística.
Su famoso urinario, su influencia en el dadaísmo, los ready-mades… Todas sus contribuciones plásticas le convirtieron en un pionero que abrió camino para dar lugar, posteriormente, a nuevos géneros de arte activista.
A Marcel Duchamp, en uno de sus tantos experimentos artísticos, le interesó introducir movimiento en la pintura.
Con esa idea en mente, entre los años 1935 y 1953 crea los «Rotoreliefs». Se trataba de 6 discos de cartón, de doble cara, de 20 centímetros de diámetro, en distintos colores y numerados del 1 al 12 con nombres tan absurdos como «huevo cocido», «linterna china» o «caracol»; y que al girar en un tocadiscos a 40–60 rpm creaban sensaciones hipnóticas y de profundidad.
Su amigo y también artista Man Ray le acompaña a desarrollar algunos de estos discos ópticos.
Los diseños eran tremendamente originales. Desde imágenes coloridas con efecto relieve y espirales ópticas, pasando por un globo aerostático y hasta un pez Koi japonés.
Una de las intenciones claras de Duchamp con los Rotoreliefs bidimensionales era claramente el entretenimiento visual a través de la ilusión óptica, cayendo en la cuenta que ésta se lograría siempre y cuando cada disco girara a la velocidad correcta.
En total, crea unos 500 discos que se exhibieron y se pusieron a la venta por unos 15 francos en la feria de inventores Concours Lépine, en Porte de Versailles en París en 1935, convirtiéndose en un éxito artístico debido a su singularidad, pero un estrepitoso fracaso comercial.
Su amigo y escritor Henri-Pierre Roché, que también fue el que financió el proyecto, comentó: «Parecía como si el stand hubiera sido golpeado por la invisibilidad».
Esta búsqueda de Duchamp por encontrar la tercera dimensión a partir del movimiento en espiral, le llevó a un concepto con el que había trabajado anteriormente con la Rueda de Bicicleta. La intención era clara, ofrecerle al público una muestra de que, a través de su ardua investigación, ciencia y arte eran posible y giraban a la par.